Plínio Corrêa de Oliveira, Santo del Dia, 27 de noviembre de 1964.
"Nosotros
tenemos, en una cara de la Medalla, a la Santísima Virgen pisando el mundo, es
decir, poniendo los pies sobre el mundo en la afirmación de su realeza sobre
toda la Tierra.
"Es
precisamente esa la doctrina de la realeza de la Santísima Virgen que vino
recordada en Fátima, como una victoria de la Contra-Revolución:" el
comunismo esparcirá sus errores por todas partes, el Papa tendrá mucho que
sufrir, la Iglesia será perseguida, mi Inmaculado Corazón triunfará. Es decir,
la Revolución será derrotada y tendremos entonces la victoria del Corazón
Inmaculado de María.
Esta
doctrina de la realeza de María está afirmada de ese lado: la Santísima Virgen pisando
el mundo y también una serpiente; lo que es completamente coherente,
concluyente, con los demás símbolos de la Medalla. Porque de ese lado de la
Medalla está escrito: "Oh María concebida sin pecado, ruega por nosotros
que recurrimos a Vos". Es decir, es la Inmaculada Concepción.
Pero
no es pura y simplemente la Inmaculada Concepción, porque aquí hay un atributo
que no se encuentra en las imágenes de la Inmaculada Concepción como tal. Y que
es lo siguiente: la Santísima Virgen está con las manos abiertas, en señal de
aquiescencia, en señal de atención, y de Sus manos parten haces luminosas
inmensas, que son las gracias y los favores que por las manos de Ella (quiere
decir por la acción de Ella, por medio de ella) descienden al mundo. Y entonces
tenemos aquí algo que hace pensar en la Mediación Universal de la Santísima
Virgen. Las gracias todas que vienen de Dios y que, por las manos de la Santísima Virgen, que son las manos
distribuidoras de las gracias de Dios en una cantidad enorme, se precipitan
sobre el mundo. Exactamente, la victoria sobre la Revolución se dará en el
momento culminante de las vicisitudes de la Santa Iglesia y, pues, con la
realización completa de las profecías de Fátima ("por fin, mi Inmaculado
Corazón triunfará").
Es
decir, aquí tenemos una serie de conceptos que se conjugan para dar una visión
grandiosa de la victoria de Nuestra Señora en el mundo".
Trascendentales apariciones entre el siglo XIX y XX sin cuya devocion el universo hubiese desaparecido y con ellas se prepara la Hora del Reinado de Nuestra Señora.
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