lunes, 31 de diciembre de 2018

Campanas que nos traen nostalgias y esperanzas

Nuestra alma está sedienta de absoluto. De tal manera que, o buscamos el verdadero absoluto o necesariamente iremos atrás de los falsos absolutos.
Nuestro Señor Jesucristo nos enseña que debemos amar a Dios sobre todas las cosas. Ese es el primer Mandamiento de la ley de Dios.
                                        
El segundo Mandamiento es amar al prójimo como a sí mismo. Este mandamiento es claro. Todos sabemos lo que es amarse a sí mismo, algunos hasta con exageración.

Quien tiene verdadero amor de Dios, tendrá una gran facilidad para observar los demás mandamientos.

Pero, ¿cómo amar a Dios si no lo vemos?

La coronación de la Reina Isabel II
De alguna manera podemos conocer a un artista por su obra. La Creación es la obra del Artista Divino y a través de ella podemos conocerlo.

San Buenaventura dice que: “el universo es la escala por la cual ascendemos hasta el Creador”. Y agrega: “la creación del mundo es como un libro, en el cual resplandece, se representa y se lee a la Trinidad Creadora en tres grados de expresión, a saber: como vestigio, como imagen y como semejanza“.

También existen en el universo los vestigios, la imagen, y la semejanza del demonio, que son el error, la fealdad y el mal.

En nuestra vida debemos tender a la búsqueda del Absoluto con a mayúscula que es Dios, y el rechazo de las semejanzas del demonio.

Nuestra alma está sedienta de absoluto. De tal manera que, o buscamos el verdadero absoluto o necesariamente iremos atrás de los falsos absolutos.

San Agustín dice: “Nos hiciste para Vos, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que no reposa en Vos“.

Los falsos absolutos que tientan al hombre son el “absoluto” de la sensualidad y el “absoluto” del orgullo. El hombre sensual, como el orgulloso, quieren satisfacer ese hambre de absoluto con un auge de placer que ambos vicios le prometen… pero que no le dan.

El final de ese camino de inquietudes es la frustración, que lleva a todo tipo de descarríos, a la droga y hasta al suicidio. Esto podemos verlo con facilidad en el mundo que nos rodea.Ahora, ¿cómo conocer a Dios a través de sus criaturas?

La actitud de niño es de contemplación
El niño tiene una gran facilidad para ver las “transparencias” de Dios.

Veamos la actitud del niño que aparece en la fotografía.
Está en una actitud de profunda contemplación. Está absorto en la contemplación. Parece que estuviera rezando. Sus manos están juntas, su mirada es inefable: una mezcla de reverencia, de respeto y de amor. Su mirada está fija en la reina.

Para él, hay algo en la vida que trasciende completamente la vulgaridad diaria. Y esto es un reflejo de Dios. El no está pensando en sí mismo. Está completamente absorbido en la contemplación de la realeza.

El no quiere ser rey. No espera ningún favor de la monarquía. Ni siquiera quiere hacer un papel central en esta escena.

El podría decir a la Reina: “¡Majestad, le agradezco que sea Reina!” De alguna manera, es un eco de lo que se reza en la Misa: “Gratias agimus tibi propter magnam gloria tuam” ‒ Te damos gracias Señor por tu inmensa gloria.


¿Qué puede hacer que ese niño pierda esa visión maravillosa?


Precisamente el hacer concesiones al mito de los falsos absolutos de que hablamos. Esas concesiones van tornando a la persona “ciega de Dios”, es decir, esa visión dorada de la creación, a través de la cual resplandece el Creador, se va tornando borrosa hasta desaparecer.
La catedral de nuestra inocencia se encuentra sumergida, pero entera
Las campanas de nuestra inocencia repican de vez en cuando
 y nos hacen escuchar una melodía interior,
 una nostalgia, una esperanza…

Nuestro Señor Jesucristo nos enseña que quien no se haga pequeño como los niños, no entrará en el Reino de los Cielos. (Mt. 18,3). La inocencia es el estado del niño aún no contaminado por el pecado, descrito en el Evangelio, y por lo tanto con una capacidad innata de maravillarse con las bellezas de la creación.

Pero, la inocencia no es un privilegio de la niñez. Ella puede mantenerse hasta el fin de la vida del hombre. Es la capacidad de establecer contacto con los “modelos ideales” que, después de la niñez, permanecen como sumergidos, pero que siempre pueden volver a la superficie. Siempre permanecen como una catedral sumergida por las aguas del pecado, pero que aún existe en nosotros. Las campanas de nuestra inocencia repican de vez en cuando y nos hacen escuchar una melodía interior, una nostalgia, una esperanza…

martes, 18 de diciembre de 2018

CRUZADA POR LA FAMILIA


15 mil firmas recogidas por Tradición y Acción en defensa de la familia son entregadas en la Asamblea Nacional.




El día martes 11 de diciembre se realizó una visita a la Comisión de Participación Ciudadana de la Asamblea Nacional, donde fueron recibidos con mucho entusiasmo por el Presidente de dicha comisión, el Sr. Asambleísta, Dr. Héctor Yépez Martínez quien con palabras de ánimo alentó la cruzada emprendida por nuestra entidad en defensa de la vida de los inocentes.



Fueron, posteriormente, recibidos también por la Sra. Asambleísta, Dra. María de Lourdes Cuesta, quien mostró su posición totalmente contraria al aborto y anticipó continuar su lucha contra la despenalización del aborto, tanto en la Comisión de Justicia como en el Pleno de la Asamblea Nacional.


Al día siguiente miércoles 12 diciembre - Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de América - se llevó a cabo formalmente la entrega de las 15 mil firmas dirigidas a la Presidente de la Asamblea Nacional.











viernes, 30 de noviembre de 2018

Medalla milagrosa: victoria del Corazón Inmaculado de María




Plínio Corrêa de Oliveira, Santo del Dia, 27 de noviembre de 1964.

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"Nosotros tenemos, en una cara de la Medalla, a la Santísima Virgen pisando el mundo, es decir, poniendo los pies sobre el mundo en la afirmación de su realeza sobre toda la Tierra.


"Es precisamente esa la doctrina de la realeza de la Santísima Virgen que vino recordada en Fátima, como una victoria de la Contra-Revolución:" el comunismo esparcirá sus errores por todas partes, el Papa tendrá mucho que sufrir, la Iglesia será perseguida, mi Inmaculado Corazón triunfará. Es decir, la Revolución será derrotada y tendremos entonces la victoria del Corazón Inmaculado de María.

Esta doctrina de la realeza de María está afirmada de ese lado: la Santísima Virgen pisando el mundo y también una serpiente; lo que es completamente coherente, concluyente, con los demás símbolos de la Medalla. Porque de ese lado de la Medalla está escrito: "Oh María concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a Vos". Es decir, es la Inmaculada Concepción.


Pero no es pura y simplemente la Inmaculada Concepción, porque aquí hay un atributo que no se encuentra en las imágenes de la Inmaculada Concepción como tal. Y que es lo siguiente: la Santísima Virgen está con las manos abiertas, en señal de aquiescencia, en señal de atención, y de Sus manos parten haces luminosas inmensas, que son las gracias y los favores que por las manos de Ella (quiere decir por la acción de Ella, por medio de ella) descienden al mundo. Y entonces tenemos aquí algo que hace pensar en la Mediación Universal de la Santísima Virgen. Las gracias todas que vienen de Dios y que, por las manos de la  Santísima Virgen, que son las manos distribuidoras de las gracias de Dios en una cantidad enorme, se precipitan sobre el mundo. Exactamente, la victoria sobre la Revolución se dará en el momento culminante de las vicisitudes de la Santa Iglesia y, pues, con la realización completa de las profecías de Fátima ("por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará").


Es decir, aquí tenemos una serie de conceptos que se conjugan para dar una visión grandiosa de la victoria de Nuestra Señora en el mundo".

lunes, 19 de noviembre de 2018

ABORTO: CRIMEN QUE GRITA AL CIELO Y CLAMA A DIOS POR VENGANZA


 La Sociedad Ecuatoriana Tradición y Acción pro Cultura Occidental, basada en los principios de la legítima defensa integral de la familia, levanta su voz



 FIRMA EN CONTRA DEL ABORTO
La Revolución Cultural en Ecuador a favor de la muerte: aborto, drogas, contracepción, eutanasia, unión homosexual, la ideología de género, el relativismo moral y el ateísmo



Marcha por la despenalización del aborto en Quito - 
28 de Septiembre del 2018
Desde hace unas décadas, Ecuador y el mundo asisten a la irrupción de una corriente minoritaria pero avasalladora que busca destruir por completo los sagrados valores de la institución de la familia católica. Hoy en día, ese adoctrinamiento llega a su auge con la llamada ideología de género. Esta nace de la fusión de dos corrientes extremistas revolucionarias, el comunismo y el feminismo radical y sanguinario. 
En efecto, los enunciados más revolucionarios de ambas doctrinas, comunista y feminista, convergen y se funden en la nueva teoría de género, la cual se propone realizar, ni más ni menos, la meta ya proclamada en 1848 en el “Manifiesto Comunista” de Carlos Marx y Federico Engels: “¡Abolición de la familia!”. El mismo Marx había planteado, como estrategia para alcanzar esa meta, “criticar teóricamente y revolucionar prácticamente” la familia; es decir, deshacerla, a fin de borrar toda semejanza entre la sociedad terrena y el orden jerárquico puesto por Dios en el universo, y de esa forma establecer un estado de cosas caótico, ateo y anti-católico.

Se trata de una explicitación gradual, siguiendo las etapas del proceso de descristianización que desde hace siglos devasta el Occidente. Plinio Corrêa de Oliveira, en su obra magistral Revolución y Contra-Revolución, describe que dicho proceso se inició con “una explosión de orgullo y sensualidad que inspiró, no diríamos un sistema, sino toda una cadena de sistemas ideológicos”.

Llevando esta metafísica igualitaria y libertaria hasta extremos insospechados, la ideología feminista de género aparece claramente a la vanguardia de la nueva etapa revolucionaria. Más que una etapa, se trata de una nueva forma de revolución, desarrollada sobre todo en el campo de las tendencias, antes de llegar al de las ideas o los hechos políticos. 
“Las muchas crisis que sacuden el mundo actual —del Estado, de la familia, de la economía, de la cultura, etc.— no constituyen sino múltiples aspectos de una sola crisis fundamental, que tiene como campo de acción al propio hombre; en otros términos, estas crisis tienen su raíz en los problemas de alma más profundos, de donde se extienden hacia todos los aspectos de la personalidad del hombre contemporáneo y todas sus actividades” (Cfr. “Revolución y Contra-Revolución”, Plinio Corrêa de Oliveira, Parte. 1, Cap. 1, 1959).





Ser católico y favorable al aborto son términos incompatibles, irreconciliables como la luz y las tinieblas, la verdad y el error. No hay católico con derecho a decidir a favor del aborto.
La Iglesia Católica aplica la pena de excomunión ipso facto, determinando que: “Quien procura el aborto, si este se produce, incurre en excomunión latae sententiae” (Canon 1398 del Código de Derecho Canónico).

Si Ecuador oficializa la matanza de los inocentes por la legalización del aborto, la gravedad del pecado aumentará, pues pasará a ser un pecado colectivo; es decir, que Ecuador adoptaría como nación una práctica criminal que clama a Dios por venganza. Con base en las enseñanzas de San Agustín, las naciones —entes jurídicos— no irán al cielo ni al infierno, sino que serán castigadas o premiadas en esta tierra según sus obras. 
El aborto es el resultado de un homicidio voluntario, y tanto quien lo hace como quien lo legaliza atrae sobre sí misma la maldición divina. San Agustín describe las alternativas de la humanidad como dos ciudades: la Ciudad de Dios y la Ciudad del Hombre, según estén guiadas por el amor de Dios o por el amor egoísta humano. El derecho de decidir sobre el propio cuerpo se fundamenta solo en el egoísmo humano, incapaz de inmolarse por el hijo y ávido de satisfacer sus propias pasiones; en cambio, los habitantes de la Ciudad de Dios no se mueven por el amor de sí mismos, sino por dedicación a la voluntad del Creador.
Pero, por muy malo que sea todo esto, aún no será lo peor. 

Activistas de la marcha, profanando la Cruz de la plaza 
de Santo Domingo – Centro Histórico de Quito
El horrendo crimen del asesinato de inocentes, en muchísimos casos, no roba a sus víctimas solo la vida terrena, sino también la bienaventuranza eterna, ya que, por regla general, los abortados expiran antes de haber recibido el Sacramento del Bautismo.

Ante este crimen nefando, nosotros los católicos, que para execrar el aborto voluntario tenemos los más graves motivos, ¿caeremos en los errores aberrantes de considerar como exagerada la censura a quienes practican el aborto y, luego, de permitir la «legitimación» del mismo, bajo la figura legal con la que se lo quiera llamar, para que termine siendo aprobado en nuestro país?

Esta triste posibilidad no involucra tan solo a los católicos, aun cuando es precisamente en la opinión católica en quién reside la fuerza de impacto del movimiento antiabortista.
Si los que ocupan los altos puestos de dirección de los movimientos de reacción pública —y sumadas a ellos, las grandes multitudes plácidamente silenciosas— no se mueven con toda la fuerza de impacto contra el proyecto de ley del aborto, la pasividad de unos y otros puede dar a los abortistas la esperanza de que el Ecuador acabará «absorbiendo» dicha ley, que una mayoría parlamentaria socialista terminará imponiendo a la nación.

A todos ellos se dirige la Sociedad Ecuatoriana Tradición y Acción, levantando su voz para alertar a los distraídos, orientar a los que dudan y persuadir a los que objetan el combate contra el aborto, a sabiendas de que la victoria de la legislación socialista en materia de aborto, como en otros temas regidos por los 6º y 9º mandamientos, será como volver a perpetrar en nuestros días la Crucifixión de Nuestro Señor Jesucristo, en esta nación, consagrada a su Sacratísimo Corazón, y heredad escogida por la Santísima Virgen de El Buen Suceso.

Tradición y Acción, de modo especial, está realizando una recolección de firmas que pretende, además de reflejar su disconformidad, evitar que en el Ecuador sea finalmente aprobada la ley del aborto; y convoca también a una cruzada de oraciones, delante del Santísimo Sacramento y de las imágenes de la Virgen Santísima, para que de día y noche se eleve sin fin la súplica afligida, ardiente, confiante y, por eso mismo, ya victoriosa delante del trono de Dios. Súplica, sí, de que sea apartado de Ecuador el flagelo del aborto.

En medio de los días funestos que atraviesa la civilización católica en Ecuador, invoquemos a la Santísima Virgen, como Madre de El Buen Suceso, para que apresure el camino de luz que nos conduzca, a través de las tinieblas del tiempo presente, a su Divino y Adorado Hijo y al triunfo del Inmaculado Corazón de María, anunciado por Ella en Fátima.

¡Oh! Madre de El Buen Suceso! …                                        ¡Salvad a vuestro Ecuador Católico!


      Correo: tradicionyaccionec@gmail.com