miércoles, 24 de octubre de 2018

A Dios rogando y con el mazo dando

Plinio Corrêa de Oliveira                               
                      
   San Antonio María Claret: 
 a diversos títulos, 
Patrono de los  Contra revolucionarios
                                       
Santo del Día, 23 de octubre de 1964


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Aconsejo a todos (los que leen este artículo) que busquen la biografía de San Antonio María Claret, en español, editada por los sacerdotes claretianos. Ella es de cierto tamaño, no es de esas pequeñitas. Yo la leí cuando tuve que hacer una conferencia sobre él en Río Claro (Estado de São Paulo), hace muchos años. La leí durante mi viaje hacia allá y simplemente ¡me maravillé con su vida!

Son tantas cosas extraordinarias que se podrían narrar de San Antonio María Claret - como también de todo santo cuya biografía sea bien hecha - que motivaría mucho más a hacer una conferencia de que propiamente a dar unas resumidas notas.

La Santa Iglesia no recomienda que se hagan comparaciones entre los santos. No voy a decir, por tanto, que San Antonio Claret fue el mayor santo de su época. Pero diría que es verdad que en cada período histórico existen algunos grandes santos que trascienden a todos los demás en importancia según los planes de la Providencia, y uno de ellos fue ciertamente Santo Antonio María Claret.

Fue mucho más que un fundador de una congregación religiosa, y uno de esos personajes que, aunque no hayan ejercido una acción muy profunda sobre su época, terminan dominándola completamente por el simple hecho de existir.

Consideremos lo siguiente: un hombre de baja estatura, español, vivo, catalán picante, que hace sucesivamente las siguientes cosas: va a estudiar en Barcelona y se involucra en cosas de tejidos. Por causa de su temperamento extremadamente vivo, deja a un lado el interés por su vocación sacerdotal y pasa un cierto período envuelto, completamente absorto en cuestiones de máquinas, telares y cosas de esas. Aun practicaba  la religión pero verdaderamente estaba “sabugo” (expresión utilizada dentro de la familia de almas de la TFP para referirse a quien se encuentre desprovisto de celo por la gloria de Dios, en un estado de tibieza por tanto, análogo a la tusa del choclo, sin granos, n.d.r.).

Y el ejemplo del "sabugo" es San Antonio María Claret en ese período de su vida, según él mismo narra en su autobiografía. Él cuenta que iba a la Misa, comulgaba, pero que excepto el cumplimiento estricto de esas obligaciones tenía más máquinas en la "cabeza que santos en el altar", y no pensaba en nada más. Esto es un "sabugo" y un "sabugo" con veneno.

Hasta que un cierto día, recibe una gracia especial y tiene una especie de conversión que en él se opera. En este sentido, es el patrono de los "sabugos". Él se convirtió porque tenía una gran devoción a Nuestra Señora que lo llamaba para cosas muy grandes y que hizo que se reerguiera y se enfervorize nuevamente. A partir de ahí emprendió la marcha ininterrumpida hacia los pilares de la santidad, que veremos más adelante alcanzar.

Es ordenado sacerdote y se convierte en misionero. Y sale a la luz el tipo del misionero popular, con algunas características verdaderamente eminentes. Era una persona de voz potente. Si estuviera en las iglesias de hoy, no necesitaría un altoparlante para hacerse oír. Y no sólo predicaba dentro de las iglesias, que eran pequeñas para acoger a las multitudes populares que atraía -y quiero acentuar la palabra populares-, a veces era necesario reunirlas en plaza pública, donde su voz llegaba lejos. Y eran tantas las multitudes que le oían, que en ocasiones las plazas públicas no eran suficientes.


En las Canarias, las multitudes rodean a San Antonio María Claret, siendo necesario conducirlo dentro de un cerco de madera.



Cuando se desplazaba de una ciudad a otra, su fama de orador sacro era tal que gran parte de la población de la ciudad donde había estado lo acompañaba hasta medio camino. Entonces venía procesionalmente para recibirle la población de la ciudad donde iba a predicar. En el encuentro, sermón de despedida para unos, sermón de saludo a los demás, grandes llantos, pues él sabía despertar el don de las lágrimas en alto grado en sus oyentes.

Después hablaría como orador popular muy vivo, muy interesante, muy ardiente, muy profundo, muy sólido, muy sustancioso, pero tomado por carismas extraordinarios, y que daban origen a hechos espectaculares durante sus predicaciones.

Por ejemplo, él pasaba y decía: "Señora - y apuntaba a una mujer que estaba en medio del público -, usted piensa que no va a morir, que va a vivir no sé cuántos años, pero su muerte no va a pasar de ... - suspenso - seis meses!". Y naturalmente la señalada se desmayaba, en medio de llantos. Muchas veces la predicción se cumplía.

En otras ocasiones decía: "Voy a expulsar al demonio que está flotando sobre este auditorio". Pronunciaba la fórmula del exorcismo y se oía un estrépito: rayo en cielo sereno, caen las campanas del campanario! Y la población queda estupefacta...! Naturalmente, conversiones masivas. Podemos bien imaginar el efecto de predicaciones de esa naturaleza...

Sus grandes cualidades de orador sacro, de misionero, se completaban con una cosa curiosa: él sabía bien que su misión consistía en ser misionero; nunca quiso ser el teólogo profundo, el orador de alto vuelo, ser algún Padre Antonio Viera, algún Bossuet, Bourdaloue ... Comprendió que había nacido para hablar al pueblo, y así lo hacía. Daba un ejemplo edificante en relación por ejemplo a ciertas órdenes religiosas que se hacen para convertir y formar gente del pueblo a través de una oratoria popular espléndida.

Muy interesante por otro lado, es lo siguiente: los "demócratas cristianos" de aquellos tiempos decían que era imposible conducir al pueblo hacia posiciones contrarrevolucionarias, y que era necesario inventar métodos de apostolado completamente nuevos porque los antiguos no daban resultado. Sin embargo, alcanzó un resultado fabuloso usando excelentemente  el método antiguo.

Entonces respondía a esa gente: "Ustedes no tendrán resultado con los métodos de apostolado antiguo que predican. ¡De aquello estoy seguro! Y con los nuevos métodos tampoco lo tendrán, pues ustedes no sirven, no prestan para nada"... Es, más o menos, como alguien que está cantando en la radio y que dice: "Yo no canto bien por falta de un altavoz"... ¡No! Usted es desafinado. Aun poniéndole un altavoz, del modo que sea, lo que de ahí resulta es una tontería.

San Antonio Claret comprendió muy bien otra cosa: que él era un hombre hecho para suscitar celo de que para coordinar el celo que había suscitado. Y por eso pasaba por las provincias despertando por todas partes el amor de Dios, dejando que otros cogiesen aquella semilla, tomando ese fuego y lo aprovechen para otra finalidad. Es decir, fue un modelo de desprendimiento, despreocupado de cosechar para sí mismo, y sembrando para que otros cosechen.

Mientras tanto, seguía desempeñando una misión muy grande como misionero en toda España, y fue durante ese período que habría fundado la Congregación de los Hijos del Inmaculado Corazón de María. La designación de la congregación está relacionada con la devoción al Inmaculado Corazón de María, de la que he tratado aquí en otras oportunidades y que no necesito extenderme al respecto.


                         

Es nombrado Arzobispo de Cuba, donde comienza una verdadera conversión de la isla, aun colonia española. Los enemigos de la Iglesia Católica comenzaron a desencadenar una intensa acción en su contra pues provocaba la enmienda de las costumbres y conversiones. Sufre una serie de atentados y oposiciones tan fuertes que motivó a la Reina de España a retirarlo de la isla.

Estando aún en Cuba, profetizó que un terremoto y una peste sobrevendrían, lo que de hecho aconteció.

Fue transferido por el Papa, de Arzobispo de Santiago de Cuba a Patriarca de la India y Capellán de la Corte Real de Madrid, pero este título no tenía ninguna relación con las Indias, tratándose meramente de algo convencional.

Reina Isabel II de España


En el caso de la Reina Isabel II, que pertenecía a la rama liberal de la casa real española, estaba en lucha contra los carlistas (fieles al pretendiente al trono Carlos María Isidro de Borbón "en nombre de Cristo Rey").

Como siempre sucede con esas ramas liberales, la razón de ser de ellas es hacer el juego de la Revolución. Y cuando dejan de hacerlo, la Revolución los lanza luego por tierra. Y la Reina se prestaba precisamente al juego de la Revolución. Pero en contacto con San Antonio Claret, ella fue poco a poco enmendándose, volviéndose antiliberal. Esto de tal modo, que siguió una política contraria a los propósitos de la Revolución que acabó siendo exiliada para Francia, como su santo confesor. Fue Santo Antonio Claret que provocó por su celo ese "terremoto" en España.

Fue una gran victoria para la buena causa que Isabel II fue deportada de ese modo, pues la Revolución no quería aun hacer de España una república en aquella coyuntura, aún era temprano para ello. La Revolución quería poner una monarquía constitucional pero se vio obligada a anticipar la república, y esto le acarreó muchas cristalizaciones de la opinión pública. Y poco tiempo después la monarquía tuvo que ser restaurada. Esta república revolucionaria habría triunfado en España de modo definitivo si no fuera por la actuación de San Antonio Claret.


En 1869, un año antes de morir

Y se da el Concilio Vaticano I. El santo estaba con la salud quebrantada, auroleada por las más altas gracias que una persona pueda tener. Por ejemplo, a partir de 1861, el Santísimo Sacramento no se deterioraba dentro de él, entre una comunión a otra, siendo un sagrario vivo, como Nuestra Señora tuvo a Jesús viviendo en ella durante el período de la encarnación y de la gestación.

Asiste indignado durante el Concilio Vaticano I, a algunos pronunciamientos de ciertos obispos en contra de la infalibilidad papal. Y él, que no era teólogo, se levanta y hace un famoso discurso defendiendo dicho dogma.




Dos años más tarde (en 1870), falleció en el exilio, en el monasterio cisterciense de Fontfroide, en Francia, pues había huido de sus perseguidores que querían arrestarlo y llevarlo a España para juzgarlo y condenarlo. 


Monasterio de Fontfroide, en Francia, donde falleció exiliado San Antonio María Claret


Él es nuestro patrono en cuanto patrono de los "sabugos". Es nuestro patrono, en cuanto patrono de los que son fieles y que corresponden a la gracia. Es nuestro patrono, en cuanto promotor de la devoción a la Virgen y al Inmaculado Corazón de María intensamente durante toda su vida. Es un modelo y patrono, en cuanto luchador contra la Revolución en España. Es un modelo y patrono para nosotros, como ejemplo de que en las camadas populares - al contrario de lo que pretende la Revolución - una predicación verdadera, buena, ultramontana, cabe perfectamente. Y él es nuestro patrono, como devoto de la Santa Sede Apostólica.

Todas estas razones nos llevan a confiar, de un modo particular en el patrocinio de él y pedirle muchas gracias especiales.




N.D.R:  "A Dios rogando y con el mazo dando", título del presente artículo, corresponde a una frase de San Antonio María Claret con la que se refería a las tres principales características del católico auténtico: resistir, combatir y rezar.


martes, 16 de octubre de 2018

¡Por fin mi Inmaculado Corazón Triunfará!

Rosario de Reparación por los pecados que se cometen contra el sagrado corazón de Jesús y de María





El pasado 13 de octubre del presente año se conmemoraron los 101 años la última aparición de la Santísima Virgen en Fátima, donde Ella misma mediante una revelación a los pastorcitos; Jacinta, Francisco y  Lucia, volvía a pedir a nosotros sus hijos que recemos el Santo Rosario y que las ofensas hechas contra El Sagrado Corazón de Jesús ya habían sido demasiadas y que por lo tanto, era necesario enmendar tales ofensas.

 Después de aquella revelación a los pastorcitos, sucedió el gran portento conocido como el  “milagro del sol” delante de más de 70.000 personas, en el que se pudo ver al sol temblar, en una especie de “danza”, según relataron los que estaban ahí.

Un milagro tan magnifico que demostraba el poder de Dios en algo que para la ciencia y los conocimientos humanos era simplemente inaudito, era ver el sol “danzar”.

Pero ese milagro, era suficiente para convertir esas almas que estuvieron ahí presente y también las almas de todas la demás  personas en el mundo que se enteraron de aquel milagro. Mas este magnífico suceso corroboraba que las muchas profecías reveladas a los pastorcitos por la Santísima Virgen en Cova de Iria eran una absoluta verdad. Y el castigo que Ella anunció al mundo si no se convirtiese y rezase el rosario iría cumplirse.


Pero ¿Acaso la Santísima Virgen fue escuchada? ¿Acaso el mundo entero se convirtió y alcanzo la paz? Y ¿Qué más que aquel milagro necesitamos para cambiar esta nuestra vida pecadora?


Es por eso que atendiendo el pedido de La Santísima Virgen en Fátima nuestra asociación Tradición y Acción - Ecuador participó en el denominado “Rally Rosary” organizado por Tradition, Family and Property, con una cantidad total de 23.000 Rosarios realizados en 27 países.






Haciendo de este Rosario un acto público de Reparación por los que pecados que se cometen diariamente contra el Sagrado Corazón de Jesús y de María, miles de sus devotos que alrededor del mundo hicieron este acto de reparación, para que se cumpla la profecía que hizo la Santísima Virgen en Fátima, ¡Por fin mi Inmaculado Corazón Triunfará!



¡Virgen de Fatima, Ruega por nosotros!



martes, 9 de octubre de 2018

¡Venga a nosotros tu Reino!


Traslado de la Portentosa Imagen de Nuestra Señora de El Buen Suceso Por el mes del Santo Rosario

Quito – Ecuador


El día 30 de septiembre del presente año los jóvenes de Tradición y Acción junto con asociaciones hermanas como: el Instituto Plinio Corrêa de Oliveira (Brasil) y Tradition Familiy and Property (USA) tuvimos el honor y el privilegio de realizar el solemne traslado de la Portentosa Imagen de Nuestra Señora de El Buen Suceso desde Coro Alto hasta el Altar mayor de la Iglesia de la Concepción. Así, la Virgen Santísima deja su trono y a sus preciadas azucenas, para visitar a sus fieles y devotos durante todo un mes!!!



Gracia aquella, que corresponde a una dignidad y por lo tanto a un compromiso, ¿acaso no es un deber y una obligación de un hijo atender de la mejor forma y sobre todo honrar con su presencia a su Madre cuando viene a visitarlo? Nuestra madre de El Buen Suceso que desde finales de mayo nos dejó para volver a su morada conventual, regresa a nosotros para dispensar nuevas gracias y bendiciones, para otorgarnos buenos sucesos en respuesta a nuestras suplicas y plegarias.

Procuremos corresponder a este amor y caridad tan tiernos de la Madre de Dios para con nosotros los ecuatorianos; amémosla con mayor vehemencia cada día, hagamos dignos de nuevos favores de parte de Ella. Frecuentemos su templo como el lugar de la cita de los hijos de María en este siglo.


Es así que con nuestros jóvenes rezamos a los Pies de la milagrosa Imagen de la Santísima Virgen y delante del cuerpo incorrupto de la Madre Mariana de Jesús Torres en función de lo arriba mencionado y por todas las intenciones de nuestros colaboradores, familiares, amigos y por supuesto por nuestro tan querido Ecuador.


Terminamos haciendo un apelo a todos los devotos de Nuestra Señora a visitarla y acompañarla durante este mes del Santo Rosario, en la iglesia de la Inmaculada Concepción de Quito ubicada  en la Plaza Grande a un lado del Palacio de Gobierno, desde las 6 y 30 de la mañana hasta las 12 del día todos los días de la semana y los sábados y domingo de 4 y 30 a 6 y 30 de la tarde, especialmente realizamos la invitación  el día 31 de Octubre a las 4 y 30 de la tarde al Rosario de despedida de la Virgen Santísima. Nuestra Madre nos aguarda, pues nosotros hijos fieles no la dejémos esperando y atendamos su llamado.


¡El Ecuador necesita de El Buen Suceso!

Oh! Madre Nuestra de El Buen Suceso!!!
Salvad a vuestro Ecuador Católico 









domingo, 7 de octubre de 2018

Lepanto, victoria del Rosario ¡Que Gran Suceso!


De la Encíclica "Supremi Apostolatus" de León XIII, del 1 de noviembre de 1883:


La eficacia y el poder de la misma oración (el Santo Rosario) fueron luego experimentados también en el siglo XVI, cuando las imponentes fuerzas de los turcos amenazaban sujetar casi toda Europa al yugo de la superstición y de la barbarie. En esta circunstancia, el Pontífice San Pío V, después de estimular a los soberanos cristianos a la defensa de una causa que era la causa de todos, dirigió todo su celo a obtener que la poderosa Madre de Dios, invocada por el Santo Rosario, viniese en auxilio del pueblo cristiano. Y la respuesta fue el maravilloso espectáculo entonces ofrecido al cielo y a la tierra; ¡un espectáculo que emocionó las mentes y los corazones de todos! En efecto, por un lado, los fieles listos para dar la vida y derramar su sangre por la incolumidad de la Religión y de la patria, junto al golfo de Corinto esperaban impávidos al enemigo; y de otro lado, los que estaban sin armas, en piadosas súplicas, invocaban a María, y con la fórmula del Santo Rosario repetidamente la saludaban, a fin de que asistiera a los combatientes hasta la victoria. Y la Santisima Virgen, movida por esas oraciones, los asistió: porque, habiendo la flota de los cristianos batallado cerca de Lepanto, sin graves pérdidas de los suyos, derrotó y aniquiló a los enemigos, y alcanzó una espléndida victoria.



Representación de la aparición de la Virgen durante la batalla en Lepanto (Veronese)


Por este motivo el Santo Pontífice, para perpetuar el recuerdo de la gracia obtenida, decretó que el día de aniversario de aquella gran batalla fuese considerado festivo en honor de la Virgen de las Victorias; fiesta que después Gregorio XIII consagró bajo el título del Rosario.


("Catolicismo", nº 58, octubre de 1955)



miércoles, 3 de octubre de 2018

Plinio Corrêa de Oliveira, apostol insigne, polemista fogoso e intrepido


Del Card. Bernardino Echeverría OFM
"El Universo", Guayaquil (Ecuador), 12 de noviembre 1995,
pág. 4 del cuerpo B, sección religiosa del diario



Por el Cardenal Bernardino Echeverría Ruiz, OFM



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La inesperada noticia de la muerte de Plínio Corrêa de Oliveira nos ha movido a pensar en algunos capítulos de su vida y nos ha invitado a reflexionar que, mientras más intensos sean los males de una época, más severas son las figuras que la Divina Providencia llama a hacerles frente, lo cual es un reflejo de su designio de combatir las crisis, suscitando almas de fuego. No obstante, también sucede que esas almas son objeto de los ataques más apasionados e infundados, con que se las pretende callar, lo que es una muestra de la obstinación que a menudo penetra en el espíritu de ciertas categorias humanas. Sin embargo, cuando las figuras son grandes de verdad, sus adversarios no consiguen abatirlas ni silenciarlas, porque los ataques injustos terminan destacando —aunque sus autores no lo quieran— las cualidades de esas almas de elección. Fue lo que sucedió con el Divino Salvador: atacado, vilipendiado y martirizado por sus verdugos, mas su Luz brillará inextinguiblemente hasta el fin de los siglos en su Iglesia, a pesar de los esfuerzos de tantos por destruirla. Christianus alter Christus — El cristiano es otro Cristo: algo análogo sucedió con Plínio Corrêa de Oliveira, durante décadas, hasta su reciente y lamentable fallecimiento.

   En verdad, dificilmente fue posible mencionar su nombre en el último tiempo en nuestro continente, y aun en la mayor parte de Occidente, sin desatar, al mismo tiempo, aplausos y admiración, de un lado, y verdaderas tormentas verbales contra él, de otro, siempre tan impregnadas de pasión como carentes de fundamento. En efecto, era frecuente que la furia de los ataques que él sufría no fuese acompañada de argumentos, por lo cual su exposición serena, invariablemente cortés e incisivamente rica, clara y contundente disipaba las objeciones, ponía las cosas en su lugar, lo cual, a pesar de merecer la gratitud de sus contrincantes, porque elevaba el tono de la polémica, a menudo desataba odios, resentimientos y despechos. En los años 40, cuando el nazi-fascismo era una moda ante la cual tantos claudicaban en Europa y América, la pluma de Plínio Corrêa de Oliveira denunció con valentía la impostura neo pagana, socialista y gnóstica que inspiraba esa aberración, con lo que preservó muchos ambientes católicos de esa influencia nefasta. Hoy, cuando es un lugar común atacar al nazi-fascismo —entre otras razones, porque es fácil lanzar diatribas contra errores que tienen un número ínfimo de adeptos— no es raro encontrar entre sus pretendidos enemigos de hoy a sus cómplices de ayer, quienes, sin embargo, callan o murmuran contra Plinio Corrêa de Oliveira, que criticó con lucidez y valentía esa impostura, cuando ella estaba al borde de dominar el mundo. Después de la Segunda Guerra, la Historia giró y muchos de los antiguos adeptos del nazi-fascismo se volvieron contra él, pasando la tendencia a la contemporización con el enemigo mortal, a ser ejercida comúnmente a favor del marxismo, con lo cual éste obtuvo, a partir de entonces, avances gravísimos en todo el mundo, en desmedro de decenas de millones de víctimas.





Una vez más, Plínio Corrêa de Oliveira se mantuvo intrépido en la trinchera polémica, ahora contra el comunismo, el socialismo y sus colaboradores, durante largas décadas, porque la Revolución fue pertinaz en impulsar esa aberración en todas las naciones. Infelizmente, los ambientes católicos, que no habían sido inmunes a la infiltración nazi-fascista, tampoco escaparon a la del marxismo, habiendo muchos ejemplos de condescendencias gravísimas con ese error, lo cual producía una inclemencia airada contra quienes las atacaban. Obviamente, la postura de Plínio Corrêa de Oliveira no era meramente anti­nazista o anticomunista. Ambas cosas eran efecto de una posición doctrinaria católica, enteramente coherente y notablemente fogosa, en defensa de todos los principios de la Iglesia, mas especialmente de aquellos que eran vulnerados por los enemigos más virulentos, porque su preocupación primordial en el apostolado era la apologética, pues quería que fuese servido por la lógica y la doctrina en todo su vigor. Aún en su juventud, hace más de medio siglo, publicó una obra que hasta hoy conmueve las conciencias, “En defensa de la Acción Católica”, por la cual recibiera una cálida felicitación de Pío XII, enviada por Mons. Giovanni Batista Montini, Substituto de la Secretaría de Estado, quien, décadas después, fuera elevado al Solio pontificio con el nombre de Paulo VI. La obra causó entusiasmo en unos y escozor en otros, pues denunciaba errores que germinaban en los ambientes católicos, con los cuales algunos tenían indulgencia y otros indiferencia, mas en los cuales Plínio Corrêa de Oliveira veía —como la Historia lo confirmó— gérmenes de una gran crisis futura en la Santa Iglesia. Considerando la Historia reciente de forma retrospectiva, al recordar esa lúcida advertencia y el verdadero cataclismo que sacudió en las últimas décadas a la Iglesia y que aún no termina, no podemos sino exclamar: ah, si esa voz hubiese sido oída...!

   En verdad, no se necesita tener mucha sabiduría ni gran celo para ver el peligro que proviene de los males poderosos y manifiestos, mas ambas cualidades son indispensables para notar el riesgo que ya significan cuando están naciendo. Pues bien, Plínio Corrêa de Oliveira sabía ver desde lejos los peligros y denunciarlos, esmerándose especialmente en revelar los más ocultos, aún cuando esto le costase amarguras, porque esas actitudes con frecuencia frustraban los planes de los enemigos de la Iglesia. Su deseo era que las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo impregnasen a fondo la sociedad contemporánea, según el lema de San Pío X Omnia instaurare in Christo, que tanto conmovió al mundo católico en los albores de este siglo y que, desde entonces, inspiró la acción de los mejores apóstoles. Su obra “Revolución y Contra Revolución”, publicada en 1959, analiza la historia de los últimos siglos y la situación del mundo contemporáneo, mostrando que un proceso corroyó a la Cristiandad y pugna por destruir sus restos, para instaurar un régimen en todo opuesto a la Ley de Dios. Ante ese proceso, el católico auténtico —como señala San Pablo— no puede conformarse con el siglo presente (Rom. 12, 2), es decir no puede querer un modus vivendi entre la Iglesia y las tendencias que dominan el mundo, sino que debe querer para Ella y para la civilización cristiana una vigencia plena y un brillo aún mayor que en sus mejores días a lo largo de la Historia. Por eso, el católico debe aplicar cabalmente la sabia y severa sentencia de Nuestro Señor Nadie puede servir a dos señores, y por ello Plínio Corrêa de Oliveira consagró todas sus energías, a lo largo de toda su larga y fecunda vida, al combate intrépido contra ese proceso, para re-cristianizar el orden temporal, rumbo al Reino de Cristo, al Reino de María. Su último libro “Nobleza y élites tradicionales análogas en las alocuciones de Pío XII al Patriciado y a la Nobleza Romana” —que ya tuvimos ocasión de elogiar— apareció varias décadas después de los últimos discursos del añorado Pontífice, rescatándolos de un profundo olvido en que habían sido dejados y mostrando cuánto bien hubiera hecho al mundo contemporáneo que desde entonces se hubiesen inspirado en ellos los líderes religiosos y temporales. Su obra se extendió por 27 países —entre ellos el nuestro— donde el celo combativo del maestro suscitó idealista entusiasmo en sus discípulos, estimulando su piedad, orientando su estudio y su acción, en una época en que los errores doctrinarios, el indiferentismo religioso, las actitudes interesadas y la obsesión por acomodarse a las peores situaciones se van volviendo cada día más frecuentes. Resta, pues, que pidamos a la Virgen Santísima que, habiendo llamado junto a Sí a quien dedicó su vida a Ella, bendiga la continuidad de su obra en el futuro, tanto más cuanto los acontecimientos presentes anuncian más crisis y conflictos, para soslayar y vencer las cuales es indispensable su ayuda maternal, como muestra la vida de Plinio Corrêa de Oliveira.


Placa del sitio donde yacen sus restos, en el Cementerio de la Consolación, en la ciudad de Sao Paulo, Brasil.