lunes, 19 de noviembre de 2018

ABORTO: CRIMEN QUE GRITA AL CIELO Y CLAMA A DIOS POR VENGANZA


 La Sociedad Ecuatoriana Tradición y Acción pro Cultura Occidental, basada en los principios de la legítima defensa integral de la familia, levanta su voz



 FIRMA EN CONTRA DEL ABORTO
La Revolución Cultural en Ecuador a favor de la muerte: aborto, drogas, contracepción, eutanasia, unión homosexual, la ideología de género, el relativismo moral y el ateísmo



Marcha por la despenalización del aborto en Quito - 
28 de Septiembre del 2018
Desde hace unas décadas, Ecuador y el mundo asisten a la irrupción de una corriente minoritaria pero avasalladora que busca destruir por completo los sagrados valores de la institución de la familia católica. Hoy en día, ese adoctrinamiento llega a su auge con la llamada ideología de género. Esta nace de la fusión de dos corrientes extremistas revolucionarias, el comunismo y el feminismo radical y sanguinario. 
En efecto, los enunciados más revolucionarios de ambas doctrinas, comunista y feminista, convergen y se funden en la nueva teoría de género, la cual se propone realizar, ni más ni menos, la meta ya proclamada en 1848 en el “Manifiesto Comunista” de Carlos Marx y Federico Engels: “¡Abolición de la familia!”. El mismo Marx había planteado, como estrategia para alcanzar esa meta, “criticar teóricamente y revolucionar prácticamente” la familia; es decir, deshacerla, a fin de borrar toda semejanza entre la sociedad terrena y el orden jerárquico puesto por Dios en el universo, y de esa forma establecer un estado de cosas caótico, ateo y anti-católico.

Se trata de una explicitación gradual, siguiendo las etapas del proceso de descristianización que desde hace siglos devasta el Occidente. Plinio Corrêa de Oliveira, en su obra magistral Revolución y Contra-Revolución, describe que dicho proceso se inició con “una explosión de orgullo y sensualidad que inspiró, no diríamos un sistema, sino toda una cadena de sistemas ideológicos”.

Llevando esta metafísica igualitaria y libertaria hasta extremos insospechados, la ideología feminista de género aparece claramente a la vanguardia de la nueva etapa revolucionaria. Más que una etapa, se trata de una nueva forma de revolución, desarrollada sobre todo en el campo de las tendencias, antes de llegar al de las ideas o los hechos políticos. 
“Las muchas crisis que sacuden el mundo actual —del Estado, de la familia, de la economía, de la cultura, etc.— no constituyen sino múltiples aspectos de una sola crisis fundamental, que tiene como campo de acción al propio hombre; en otros términos, estas crisis tienen su raíz en los problemas de alma más profundos, de donde se extienden hacia todos los aspectos de la personalidad del hombre contemporáneo y todas sus actividades” (Cfr. “Revolución y Contra-Revolución”, Plinio Corrêa de Oliveira, Parte. 1, Cap. 1, 1959).





Ser católico y favorable al aborto son términos incompatibles, irreconciliables como la luz y las tinieblas, la verdad y el error. No hay católico con derecho a decidir a favor del aborto.
La Iglesia Católica aplica la pena de excomunión ipso facto, determinando que: “Quien procura el aborto, si este se produce, incurre en excomunión latae sententiae” (Canon 1398 del Código de Derecho Canónico).

Si Ecuador oficializa la matanza de los inocentes por la legalización del aborto, la gravedad del pecado aumentará, pues pasará a ser un pecado colectivo; es decir, que Ecuador adoptaría como nación una práctica criminal que clama a Dios por venganza. Con base en las enseñanzas de San Agustín, las naciones —entes jurídicos— no irán al cielo ni al infierno, sino que serán castigadas o premiadas en esta tierra según sus obras. 
El aborto es el resultado de un homicidio voluntario, y tanto quien lo hace como quien lo legaliza atrae sobre sí misma la maldición divina. San Agustín describe las alternativas de la humanidad como dos ciudades: la Ciudad de Dios y la Ciudad del Hombre, según estén guiadas por el amor de Dios o por el amor egoísta humano. El derecho de decidir sobre el propio cuerpo se fundamenta solo en el egoísmo humano, incapaz de inmolarse por el hijo y ávido de satisfacer sus propias pasiones; en cambio, los habitantes de la Ciudad de Dios no se mueven por el amor de sí mismos, sino por dedicación a la voluntad del Creador.
Pero, por muy malo que sea todo esto, aún no será lo peor. 

Activistas de la marcha, profanando la Cruz de la plaza 
de Santo Domingo – Centro Histórico de Quito
El horrendo crimen del asesinato de inocentes, en muchísimos casos, no roba a sus víctimas solo la vida terrena, sino también la bienaventuranza eterna, ya que, por regla general, los abortados expiran antes de haber recibido el Sacramento del Bautismo.

Ante este crimen nefando, nosotros los católicos, que para execrar el aborto voluntario tenemos los más graves motivos, ¿caeremos en los errores aberrantes de considerar como exagerada la censura a quienes practican el aborto y, luego, de permitir la «legitimación» del mismo, bajo la figura legal con la que se lo quiera llamar, para que termine siendo aprobado en nuestro país?

Esta triste posibilidad no involucra tan solo a los católicos, aun cuando es precisamente en la opinión católica en quién reside la fuerza de impacto del movimiento antiabortista.
Si los que ocupan los altos puestos de dirección de los movimientos de reacción pública —y sumadas a ellos, las grandes multitudes plácidamente silenciosas— no se mueven con toda la fuerza de impacto contra el proyecto de ley del aborto, la pasividad de unos y otros puede dar a los abortistas la esperanza de que el Ecuador acabará «absorbiendo» dicha ley, que una mayoría parlamentaria socialista terminará imponiendo a la nación.

A todos ellos se dirige la Sociedad Ecuatoriana Tradición y Acción, levantando su voz para alertar a los distraídos, orientar a los que dudan y persuadir a los que objetan el combate contra el aborto, a sabiendas de que la victoria de la legislación socialista en materia de aborto, como en otros temas regidos por los 6º y 9º mandamientos, será como volver a perpetrar en nuestros días la Crucifixión de Nuestro Señor Jesucristo, en esta nación, consagrada a su Sacratísimo Corazón, y heredad escogida por la Santísima Virgen de El Buen Suceso.

Tradición y Acción, de modo especial, está realizando una recolección de firmas que pretende, además de reflejar su disconformidad, evitar que en el Ecuador sea finalmente aprobada la ley del aborto; y convoca también a una cruzada de oraciones, delante del Santísimo Sacramento y de las imágenes de la Virgen Santísima, para que de día y noche se eleve sin fin la súplica afligida, ardiente, confiante y, por eso mismo, ya victoriosa delante del trono de Dios. Súplica, sí, de que sea apartado de Ecuador el flagelo del aborto.

En medio de los días funestos que atraviesa la civilización católica en Ecuador, invoquemos a la Santísima Virgen, como Madre de El Buen Suceso, para que apresure el camino de luz que nos conduzca, a través de las tinieblas del tiempo presente, a su Divino y Adorado Hijo y al triunfo del Inmaculado Corazón de María, anunciado por Ella en Fátima.

¡Oh! Madre de El Buen Suceso! …                                        ¡Salvad a vuestro Ecuador Católico!


      Correo: tradicionyaccionec@gmail.com

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