martes, 31 de julio de 2018

¡LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO QUIERE DESTRUIR A LA FAMILIA ECUATORIANA!

Tradición y Acción pro Cultura Occidental, basada en los principios de la legítima defensa integral de la familia levanta su voz de protesta



El Ecuador Católico está siendo objeto de un cambio de costumbres artificial y destructivo de los principios cristianos, ya que la mayor parte de las reformas normativas, los proyectos de ley, y las decisiones de las altas cortes que han sido elaborados últimamente, si bien tratan de asuntos muy diversos, tienen un denominador común: de uno u otro modo buscan producir un cambio en la mentalidad y en el comportamiento de los ecuatorianos.

Se trata de un total cambio de paradigma, que se hace en nombre de los nuevos «dogmas» laicos de la tolerancia y de la no discriminación, y que, si no reaccionamos a tiempo, acabará demoliendo la institución de la familia en Ecuador.

Hoy nuestro país es blanco de la “ideología de género”, que quiere hacer del caos mental y del trastorno psicológico, nada menos que una bandera de lucha y un modelo a ser impuesto a toda la sociedad.

Es así como los promotores de esta perversa doctrina emplean el término “género” para justificar depravadas desviaciones sexuales por medio de la mal llamada construcción, o identidad, de género. El diccionario feminista Laroussa Ilustrada (sic) define la identidad de género como un simple “sentimiento de pertenencia al género femenino o masculino”. De este modo, haber nacido varón o mujer es secundario; lo que importa es “sentirse” —es decir, imaginarse veleidosamente— lo uno o lo otro; y ese fantasioso sentimiento puede no coincidir con nuestro sexo biológico. Actualmente ya se ha perdido la cuenta del número inventado de esos sentimientos (!!!). A todo momento nacen nuevas “identidades sexuales” como fruto de un subjetivismo desbocado y desnaturalizado.

¿Ahora, ecuatoriano, que diría usted si alguien indujera a un niño o adolescente de su entorno familiar a “reconocerse” del sexo opuesto al que nació? ¿O si le enseñara que siendo varón puede enamorar a otro varón, o siendo mujer, a otra mujer? ¿O que instruyera a su hijo o hija menor de edad sobre pretendidos “derechos sexuales y reproductivos” (eufemismo que engloba la noción de aborto como “derecho”)?

Adelantándonos de manera inequívoca a su opinión, osamos responder: ¡NO! ¡NO! ¡NO! Esto representa un abuso intolerable, una violencia moral, un atentado contra la integridad de la familia y la autoridad de los padres, pero, sobre todo, constituye una ofensa gravísima a Nuestro Señor Jesucristo, ya que esta ideología representa una radical ruptura con el propio orden de la naturaleza dado por Dios. No se trata solo de abolir las diferencias de sexo, sino de acabar también con la identidad misma de todas las especies de la tierra, las cuales ya no tendrían un orden orgánico jerárquico dentro de la paz de Cristo en el Reino de Cristo, que marque todos los aspectos de la sociedad y del Estado, al ser este reemplazado por un igualitarismo irracional y absoluto. Esta deformada concepción de la naturaleza humana es el fin último de la ideología comunista: “La anarquía total”.

Sobre la cabeza del pueblo ecuatoriano pende una espada que amenaza con herir de muerte la institución de la familia — elevada a sacramento por Nuestro Señor Jesucristo —  por efecto de los repudiables decretos ejecutivos 393 y 460, que pretenden implantar las distorsiones ya mencionadas.

Por eso ecuatorianos, les preguntamos: ¿Acaso no es lícito y hasta necesario defender la familia como Dios la estableció? ¿Acaso tiene el estado derecho de quebrantar la ley de Dios, quitando arbitrariamente el poder de los padres de educar a sus hijos como Él manda?  Es oportuno observar aquí que lo que se perfila en el horizonte constituye una verdadera supresión de la libertad religiosa, acompañada de una tácita, pero no por eso menos real, proscripción de las Sagradas Escrituras (Antiguo y Nuevo Testamentos) y el Catecismo católico, pues educar a los hijos en la observancia de los preceptos morales en ellas contenidos —vinculantes por su misma naturaleza— colocaría a los padres de familia en oposición a estas nuevas leyes, haciéndolos pasibles de sanción penal, verdadera persecución. Dice el apóstol Santiago: “Porque quien observa toda la Ley [los mandamientos], pero falta en un solo precepto, se hace reo de todos” (Sant. 2, 10).

Él, llamando a sí a un niño, le puso en medio de ellos, y dijo: En verdad os digo, si no os volviereis y os hiciereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Pues el que se humillare hasta hacerse como un niño de éstos será el más grande en el reino de los cielos, y el que por mí recibiere a un niño como éste, a mí me recibe. Y al que escandalizase a uno de estos pequeñuelos que creen en mí, más le valiera que le colgasen al cuello una piedra de molino de asno y le arrojaran al fondo del mar. ¡Ay del mundo por los escándalos! Porque no puede menos de haber escándalos; pero ¡ay de aquel por quien viniere el escándalo! (Mateo 18, 2-7).

En conformidad con este pedido de Nuestro Señor, la Sociedad Ecuatoriana Tradición y Acción pro Cultura Occidental tiene como finalidad defender los principios básicos de la sociedad fundados en los valores tradicionales católicos de antaño, pues en el Ecuador nada hay de más precioso que la Civilización Cristiana heredada de nuestros mayores. La excelencia de esa civilización está magistralmente expuesta en el libro Revolución y Contra-Revolución, escrito por el insigne pensador católico Plinio Corrêa de Oliveira. Pero preservar dichos principios en nuestro país no es privativo de una institución sino un deber de conciencia de todo ecuatoriano verdaderamente patriota y lucido de nuestra realidad.

Por lo tanto, conscientes del pensamiento y el sentir católico de la inmensa mayoría de nuestra población, pedimos respetuosamente al Presidente de la República Lenín Moreno Garcés:     
   1. La derogación de los decretos ejecutivos No. 397 y 460 de 2018 y, en consecuencia, del Reglamento de la Ley Orgánica Integral para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, por constituir un auténtico caballo de Troya destinado a servir como un nuevo instrumento para la ilegítima captura, por parte del Estado, de íntimos ámbitos de conciencia y de libertad individual y, lo que es aún más grave, porque dicha norma vulnera gravemente el justo orden social y uno de los tesoros más grandes de la patria; a saber: la familia como entidad básica.

   2. El compromiso del señor Presidente de la República de vetar todo proyecto legislativo que menoscabe la protección de la vida de los ecuatorianos desde su concepción, consagrada a nivel constitucional (art. 45 C.E.), así como el compromiso de vetar todo proyecto legislativo que tenga como móvil o como efecto la usurpación del derecho natural de los padres de familia de criar a sus hijos de acuerdo con sus valores, tradiciones y creencias (consagrado también a nivel constitucional, –arts. 26 y 29 C.E.).

   3. Se garantice, mediante mecanismos idóneos basados en los valores tradicionales cristianos heredados de nuestros mayores, la participación efectiva de los padres de familia en la elaboración de todos los planes y contenidos educativos que en adelante serán aplicados a nivel nacional y seccional.

Excelentísimo señor Presidente, este pedido que respetuosamente le hacemos es justo y, como tal, debe ser atendido por las autoridades públicas con la probidad y urgencia debidas. El presente manifiesto es fruto, en original instancia, del amor patriótico que el cristiano pueblo ecuatoriano profesa a esta nación dulce y ampliamente mariana, como lo atestiguan sus portentosas advocaciones del Quinche, de El Buen Suceso, de las Mercedes, del Cisne, de La Dolorosa del Colegio, del Carmen, de la Natividad del Huayco, por mencionar solo algunas–; es fruto del amor a  la nación que llegó a tan altas cimas morales y materiales de la mano del gran presidente y estadista católico don Gabriel García Moreno, y que tiene la honra singular de haber sido ¡la primera en el mundo consagrada al  Divino Corazón de Jesús!

En medio de los días funestos que atraviesa la Civilización católica, invoquemos a la Santísima Virgen, como Madre de El Buen Suceso, para que apresure el camino de luz que nos conduzca, a través de las tinieblas, a su Divino y Adorado Hijo.

¡Oh! Madre de El Buen Suceso


¡Salvad a vuestro Ecuador Católico!


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