domingo, 7 de octubre de 2018

Lepanto, victoria del Rosario ¡Que Gran Suceso!


De la Encíclica "Supremi Apostolatus" de León XIII, del 1 de noviembre de 1883:


La eficacia y el poder de la misma oración (el Santo Rosario) fueron luego experimentados también en el siglo XVI, cuando las imponentes fuerzas de los turcos amenazaban sujetar casi toda Europa al yugo de la superstición y de la barbarie. En esta circunstancia, el Pontífice San Pío V, después de estimular a los soberanos cristianos a la defensa de una causa que era la causa de todos, dirigió todo su celo a obtener que la poderosa Madre de Dios, invocada por el Santo Rosario, viniese en auxilio del pueblo cristiano. Y la respuesta fue el maravilloso espectáculo entonces ofrecido al cielo y a la tierra; ¡un espectáculo que emocionó las mentes y los corazones de todos! En efecto, por un lado, los fieles listos para dar la vida y derramar su sangre por la incolumidad de la Religión y de la patria, junto al golfo de Corinto esperaban impávidos al enemigo; y de otro lado, los que estaban sin armas, en piadosas súplicas, invocaban a María, y con la fórmula del Santo Rosario repetidamente la saludaban, a fin de que asistiera a los combatientes hasta la victoria. Y la Santisima Virgen, movida por esas oraciones, los asistió: porque, habiendo la flota de los cristianos batallado cerca de Lepanto, sin graves pérdidas de los suyos, derrotó y aniquiló a los enemigos, y alcanzó una espléndida victoria.



Representación de la aparición de la Virgen durante la batalla en Lepanto (Veronese)


Por este motivo el Santo Pontífice, para perpetuar el recuerdo de la gracia obtenida, decretó que el día de aniversario de aquella gran batalla fuese considerado festivo en honor de la Virgen de las Victorias; fiesta que después Gregorio XIII consagró bajo el título del Rosario.


("Catolicismo", nº 58, octubre de 1955)



No hay comentarios.:

Publicar un comentario