Plinio Corrêa de Oliveira
San Antonio María
Claret:
a diversos títulos,
Patrono de los Contra revolucionarios
a diversos títulos,
Patrono de los Contra revolucionarios
Santo
del Día, 23 de octubre de 1964
Aconsejo a todos (los
que leen este artículo) que busquen la biografía de San Antonio María Claret,
en español, editada por los sacerdotes claretianos. Ella es de cierto tamaño,
no es de esas pequeñitas. Yo la leí cuando tuve que hacer una conferencia sobre
él en Río Claro (Estado de São Paulo), hace muchos años. La leí durante mi viaje hacia allá y simplemente ¡me maravillé con su vida!
Son tantas cosas extraordinarias que se
podrían narrar de San Antonio María Claret - como también de todo santo cuya
biografía sea bien hecha - que motivaría mucho más a hacer una
conferencia de que propiamente a dar unas resumidas notas.
La Santa Iglesia
no recomienda que se hagan comparaciones entre los santos. No voy a decir, por
tanto, que San Antonio Claret fue el mayor santo de su época. Pero diría que
es verdad que en cada período histórico existen algunos grandes santos que
trascienden a todos los demás en importancia según los planes de la
Providencia, y uno de ellos fue ciertamente Santo Antonio María Claret.
Fue mucho más que un
fundador de una congregación religiosa, y uno de esos personajes que, aunque
no hayan ejercido una acción muy profunda sobre su época, terminan dominándola completamente por el simple hecho de
existir.
Consideremos lo siguiente:
un hombre de baja estatura, español, vivo, catalán picante, que hace
sucesivamente las siguientes cosas: va a estudiar en Barcelona y se involucra en cosas de tejidos. Por causa de su temperamento extremadamente vivo, deja a un lado el
interés por su vocación sacerdotal y pasa un cierto período envuelto, completamente absorto en
cuestiones de máquinas, telares y cosas de esas. Aun practicaba la religión
pero verdaderamente estaba “sabugo” (expresión utilizada dentro de la familia
de almas de la TFP para referirse a quien se encuentre desprovisto de celo por la
gloria de Dios, en un estado de tibieza por tanto, análogo a la tusa del choclo,
sin granos, n.d.r.).
Y el ejemplo del
"sabugo" es San Antonio María Claret en ese período de su vida, según
él mismo narra en su autobiografía. Él cuenta que iba a la Misa, comulgaba,
pero que excepto el cumplimiento estricto de esas obligaciones tenía más
máquinas en la "cabeza que santos en el altar", y no pensaba en nada
más. Esto es un "sabugo" y un "sabugo" con veneno.
Hasta que un cierto
día, recibe una gracia especial y tiene una especie de conversión que en él se
opera. En este sentido, es el patrono de los "sabugos". Él se
convirtió porque tenía una gran devoción a Nuestra Señora que lo llamaba para
cosas muy grandes y que hizo que se reerguiera y se enfervorize nuevamente. A partir de ahí emprendió la marcha ininterrumpida hacia los pilares de la santidad, que veremos
más adelante alcanzar.
Es ordenado sacerdote y
se convierte en misionero. Y sale a la luz el tipo del misionero popular, con
algunas características verdaderamente eminentes. Era una persona de voz
potente. Si estuviera en las iglesias de hoy, no necesitaría un altoparlante para
hacerse oír. Y no sólo predicaba dentro de las iglesias, que eran pequeñas para
acoger a las multitudes populares que atraía -y quiero acentuar la palabra
populares-, a veces era necesario reunirlas en plaza pública, donde su voz llegaba lejos.
Y eran tantas las multitudes que le oían, que en ocasiones las plazas públicas no
eran suficientes.
En las Canarias, las
multitudes rodean a San Antonio María Claret, siendo necesario conducirlo
dentro de un cerco de madera.
Cuando se desplazaba de
una ciudad a otra, su fama de orador sacro era tal que gran parte de la
población de la ciudad donde había estado lo acompañaba hasta medio camino.
Entonces venía procesionalmente para recibirle la población de la ciudad donde
iba a predicar. En el encuentro, sermón de despedida para unos, sermón de
saludo a los demás, grandes llantos, pues él sabía despertar el don de las
lágrimas en alto grado en sus oyentes.
Después hablaría
como orador popular muy vivo, muy interesante, muy ardiente, muy profundo, muy
sólido, muy sustancioso, pero tomado por carismas extraordinarios, y que daban
origen a hechos espectaculares durante sus predicaciones.
Por ejemplo, él pasaba
y decía: "Señora - y apuntaba a una mujer que estaba en medio del público
-, usted piensa que no va a morir, que va a vivir no sé cuántos años, pero su
muerte no va a pasar de ... - suspenso - seis meses!". Y naturalmente la señalada se desmayaba, en medio de llantos. Muchas veces la predicción se cumplía.
En otras ocasiones
decía: "Voy a expulsar al demonio que está flotando sobre este
auditorio". Pronunciaba la fórmula del exorcismo y se oía un estrépito:
rayo en cielo sereno, caen las campanas del campanario! Y la población queda estupefacta...! Naturalmente, conversiones masivas. Podemos bien imaginar
el efecto de predicaciones de esa naturaleza...
Sus grandes cualidades
de orador sacro, de misionero, se completaban con una cosa curiosa: él sabía
bien que su misión consistía en ser misionero; nunca quiso ser el teólogo
profundo, el orador de alto vuelo, ser algún Padre Antonio Viera, algún
Bossuet, Bourdaloue ... Comprendió que había nacido para hablar al
pueblo, y así lo hacía. Daba un ejemplo edificante en relación por ejemplo a
ciertas órdenes religiosas que se hacen para convertir y formar gente del
pueblo a través de una oratoria popular espléndida.
Muy interesante por
otro lado, es lo siguiente: los "demócratas cristianos" de aquellos
tiempos decían que era imposible conducir al pueblo hacia posiciones
contrarrevolucionarias, y que era necesario inventar métodos de apostolado
completamente nuevos porque los antiguos no daban resultado. Sin embargo,
alcanzó un resultado fabuloso usando excelentemente el método antiguo.
Entonces respondía a esa gente: "Ustedes no tendrán resultado con los métodos de apostolado
antiguo que predican. ¡De aquello estoy seguro! Y con los nuevos métodos tampoco lo tendrán, pues ustedes no sirven, no prestan para nada"... Es, más o menos, como alguien que está
cantando en la radio y que dice: "Yo no canto bien por falta de un altavoz"...
¡No! Usted es desafinado. Aun poniéndole un altavoz, del modo que sea, lo que de ahí resulta es una
tontería.
San Antonio Claret
comprendió muy bien otra cosa: que él era un hombre hecho para suscitar celo de
que para coordinar el celo que había suscitado. Y por eso pasaba por las
provincias despertando por todas partes el amor de Dios, dejando que otros
cogiesen aquella semilla, tomando ese fuego y lo aprovechen para otra finalidad.
Es decir, fue un modelo de desprendimiento, despreocupado de cosechar para sí mismo, y sembrando para que otros cosechen.
Mientras tanto, seguía desempeñando una misión muy grande como misionero en toda España, y fue
durante ese período que habría fundado la Congregación de los Hijos del Inmaculado
Corazón de María. La designación de la congregación está relacionada con la
devoción al Inmaculado Corazón de María, de la que he tratado aquí en otras
oportunidades y que no necesito extenderme al respecto.
Es nombrado Arzobispo
de Cuba, donde comienza una verdadera conversión de la isla, aun colonia española.
Los enemigos de la Iglesia Católica comenzaron a desencadenar una intensa
acción en su contra pues provocaba la enmienda de las costumbres y conversiones.
Sufre una serie de atentados y oposiciones tan fuertes que motivó a la Reina de España a retirarlo de la isla.
Estando aún en Cuba,
profetizó que un terremoto y una peste sobrevendrían, lo que de hecho aconteció.
Fue transferido por el
Papa, de Arzobispo de Santiago de Cuba a Patriarca de la India y Capellán de la
Corte Real de Madrid, pero este título no tenía ninguna relación con las
Indias, tratándose meramente de algo convencional.
Reina Isabel II de España |
En el caso de la Reina
Isabel II, que pertenecía a la rama liberal de la casa real española, estaba en
lucha contra los carlistas (fieles al pretendiente al trono Carlos María Isidro
de Borbón "en nombre de Cristo Rey").
Como siempre sucede con
esas ramas liberales, la razón de ser de ellas es hacer el juego de la
Revolución. Y cuando dejan de hacerlo, la Revolución los lanza luego por tierra.
Y la Reina se prestaba precisamente al juego de la Revolución. Pero en contacto con San
Antonio Claret, ella fue poco a poco enmendándose, volviéndose antiliberal. Esto de
tal modo, que siguió una política contraria a los propósitos de la Revolución que
acabó siendo exiliada para Francia, como su santo confesor. Fue Santo Antonio
Claret que provocó por su celo ese "terremoto" en España.
Fue una gran victoria
para la buena causa que Isabel II fue deportada de ese modo, pues la
Revolución no quería aun hacer de España una república en aquella coyuntura,
aún era temprano para ello. La Revolución quería poner una monarquía constitucional pero se
vio obligada a anticipar la república, y esto le acarreó muchas
cristalizaciones de la opinión pública. Y poco tiempo después la monarquía
tuvo que ser restaurada. Esta república revolucionaria habría triunfado en
España de modo definitivo si no fuera por la actuación de San Antonio Claret.
En 1869, un año antes
de morir
|
Y se da el Concilio
Vaticano I. El santo estaba con la salud quebrantada, auroleada
por las más altas gracias que una persona pueda tener. Por ejemplo, a partir de
1861, el Santísimo Sacramento no se deterioraba dentro de él, entre una comunión a
otra, siendo un sagrario vivo, como Nuestra Señora tuvo a Jesús viviendo en
ella durante el período de la encarnación y de la gestación.
Asiste indignado durante el Concilio Vaticano I, a algunos pronunciamientos de ciertos obispos en contra de la infalibilidad
papal. Y él, que no era teólogo, se levanta y hace un famoso discurso
defendiendo dicho dogma.
Dos años más tarde (en 1870), falleció en el exilio, en el monasterio
cisterciense de Fontfroide, en Francia, pues había huido de sus perseguidores
que querían arrestarlo y llevarlo a España para juzgarlo y condenarlo.
Monasterio de
Fontfroide, en Francia, donde falleció exiliado San Antonio María Claret
|
Él es nuestro patrono en cuanto patrono de los "sabugos". Es nuestro patrono, en cuanto patrono de
los que son fieles y que corresponden a la gracia. Es nuestro patrono, en cuanto promotor de la devoción a la Virgen y al Inmaculado Corazón de María intensamente
durante toda su vida. Es un modelo y patrono, en cuanto luchador contra la
Revolución en España. Es un modelo y patrono para nosotros, como ejemplo de
que en las camadas populares - al contrario de lo que pretende la Revolución -
una predicación verdadera, buena, ultramontana, cabe perfectamente. Y él es
nuestro patrono, como devoto de la Santa Sede Apostólica.
Todas estas razones nos
llevan a confiar, de un modo particular en el patrocinio de él y pedirle
muchas gracias especiales.
N.D.R: "A Dios rogando y con el mazo dando", título del presente artículo, corresponde a una frase de San Antonio María Claret con la que se refería a las tres principales características del católico auténtico: resistir, combatir y rezar.
N.D.R: "A Dios rogando y con el mazo dando", título del presente artículo, corresponde a una frase de San Antonio María Claret con la que se refería a las tres principales características del católico auténtico: resistir, combatir y rezar.
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